Thursday, March 17, 2011

PSICOLOGIA DE LA DELACION

Un interesante articulo publicado en el Nuevo Herald que analiza los aspectos psicológicos que motivan a los chivatos en Cuba. Uno de sus argumentos fundamentales se vincula a la envidia y todo un ciclo vinculado al oportunismo como motivación en la delación.

Me gustaría agregar un aspecto no mencionado por el artículo y que pienso es un complemento interesante a analizar en este caso, específicamente la personalidad psicópata que caracteriza al delator. Esa desconexión con el dolor ajeno, esa mentalidad ladina que rinde culto a sus superiores y es déspota con sus subordinados y que esta detrás de toda mente delatora, detrás de todo acto de servilismo frente al sistema.
Los soplones
OSCAR PEÑA
No le dé pena a los cubanos con los nuevos soplones de la Habana. Chivatos --como los conoce el pueblo-- han existido siempre en todas las sociedades y países. Hasta Jesucristo en su época los sufrió. Incluso también el otro dictador cubano, Fulgencio Batista, los tenía y les pagaba 33 pesos.

No tienen ideologías. Responden al que les pueda dar cauce al desarrollo de ese horrible defecto. Sus traumas y frustraciones son su propio enemigo y su mayor castigo. No es algo innato solo a las luchas políticas y a los países comunistas, existen como la yerba mala en todas partes del mundo. Este tipo de mujer u hombre también está cerca de usted en su empresa, condominio, club u organización. Estamos hablando de esa persona a la que todo el mundo le teme o evita pues está atento a cualquier cosa que escuche o vea para ir a contársela a los jefes.
Los chivatos son parte inseparable de la naturaleza humana. Empiezan por ser envidiosos que no supieron controlar su envidia y fueron cayendo al nivel más bajo de la sociedad, que es la delación, el chisme, el oportunismo, las zancadillas, la mala fe y la fabricación de líos innecesarios que todos sufrimos casi a diario. Así que la nueva repetición de héroes que acaba de anunciar La Habana no es más que la penosa utilización de personas con los defectos anteriores, unido a una fuerte presión realizada científicamente sobre ellos por la policía política, explotando otras adiciones y debilidades que tienen. En Estados Unidos es un método que utiliza también la policía para negociar con el acusado: ``Dime lo que sabes y te quito delitos y años a cumplir''. En Cuba: ``Dime lo que sabes, coopera, nos olvidamos de todo lo tuyo, te obsequiamos una gira de héroe de 3 días, te devolvemos tu antiguo trabajo u otro nuevo y orientamos a tus vecinos que te traten como a un gran personaje''.

En los países comunistas y de corte dictatorial muchos ciudadanos también caen en esos pantanos vestidos y justificados del camuflaje del terror y el miedo. Un ejemplo de ello en Cuba son los numerosos miembros de los comités de defensa de Fidel y Raúl Castro que escondidos en la penumbra de la noche te alertan personalmente o te envían un tembloroso recado de que ``estás en candela'', que están averiguando por ti y que la Seguridad del Estado o la policía te persigue. Son esos cubanos ``vestidos de fidelistas'' que tienen el alma partida en tres pedazos: decencia, miedo y oportunismo. Definitivamente en estas organizaciones del régimen predomina el chivato peor, el patológico, que existen --lamentablemente-- en todos los sistemas. Ni en Cuba, ni en Estados Unidos, ni en ningún país del mundo la policía es tan eficiente como tan soplones los ciudadanos.
En Cuba se forma más algarabía porque todos los medios de prensa son del régimen y ellos los ponen en función de los chivatos de turno con el propósito --hay que admitir que bien logrado en estos 52 abriles-- de paralizar a la población indicándole que en cada lugar hay un ojo delator.
El régimen no concibe que otros ciudadanos cubanos puedan pensar distinto y tener otras opiniones, cometiendo así una falta de respeto a la verdadera soberanía cubana. Oculta que hay hombres y mujeres en el Cerro, Lawton, Placetas, Banes, Pedro Betancourt, Bahía Honda y en todos los rincones de Cuba que quieren decentemente cambiar la grave situación de la isla. No admite que sus adversarios sean cubanos, los desea sólo extranjeros.
La prensa oficial cubana --al contrario de lo que se hace en los países libres y democráticos-- no cubre las actividades cívicas opositoras y sólo recurre al viejo truco de la conspiración enemiga y el terrorismo mediático. Ellos justifican que se busque tribuna y solidaridad internacional en medios extranjeros para denunciar los problemas del país.

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